La última novela de Álvaro del Amo (Madrid, 1942) nace de la fascinación por un género, la ópera, que el escritor y dramaturgo lleva años cultivando en su triple condición de melómano, libretista y crítico de EL MUNDO. Sobre esos tres ejes (vocación, oficio, destino) el autor nos ofrece en Bufón (Eolas) un artefacto literario tan insólito como difícil de catalogar, acaso la más eficaz (y divertida) demostración de que los grandes personajes de la ópera no viven, ni mucho menos, de espaldas a la realidad ni a los problemas de la gente. «Ese viejo tópico en torno al supuesto elitismo de unos libretos disparatados y absurdos ya no se sostiene», cuenta Del Amo. «Hoy todo el mundo sabe que lo esencial de este género es el análisis, la reflexión y la plasmación de la experiencia humana en sus más variopintas manifestaciones», celebra.
Víctor, el Rigoletto de la primera de las cuatro historias del libro, trabaja como mano derecha del jefe de una naviera gallega. «Es una de mis óperas preferidas, y quizá también la más incomprendida», se queja. «Algunos directores de escena se empeñan en simplificar lo que Verdi, y antes Victor Hugo, concibió como una colosal sinfonía de la incomunicación entre un padre y su hija». Convertir al jorobado en un monstruo, advierte, nos impide comprender las contradicciones y dilemas morales que enfrenta el personaje. «No soy ningún purista, pero considero que las puestas en escena deben basarse en la fidelidad y el respeto al original. Si lo fundamental está en su sitio, me da igual que Rigoletto sea un barman y el Duque un capo arrogante de la mafia, como sucedía en el ya mítico montaje de Jonathan Miller de 1982».
"Si lo fundamental está en su sitio, no importa que Rigoletto sea un barman y el Duque de Mantua un capo arrogante"
Mariposas amorosas agonizantes, el segundo relato, está inspirado en las diatribas eróticas de las hermanas Fiordiligi y Dorabella de Così fan tutte de Mozart. «Es una de las óperas más misteriosas del repertorio y, al mismo tiempo, la más contemporánea por su temática». Aquí son dos jóvenes doctorandos quienes deciden poner a prueba la fidelidad de sus novias ante un prestigioso catedrático, cuyo seminario versa sobre el sentimiento amoroso en el teatro del siglo XVIII, con El sí de las niñas de Moratín y La doble inconstancia de Marivaux como principales referentes. «El nudo de estos enredos cómicos no está tanto en la lealtad o el compromiso como en la fragilidad de los sentimientos. De alguna manera el libreto de Lorenzo da Ponte nos delata, pues tampoco nosotros sabemos muchas veces lo que sentimos».
El argumento de La geisha, dedicado al «maestro y cómplice» Tomás Marco (compositor con quien Álvaro del Amo colaboró como libretista de la zarzuela Policías y ladrones, estrenada con éxito la temporada pasada), gira en torno a la Madama Butterfly de Puccini. La historia está ambientada en Nueva York y los diálogos parecen sacados de una de esas comedias serias de Woody Allen en la que los personajes acaban hablando directamente a la cámara. «La ópera termina con la llegada del teniente Pinkerton a Japón, acompañado de su nueva esposa, y el consecuente suicidio de honor de Cio-Cio San», continúa el autor. «Lo que no se aclara, y yo siempre me he preguntado, es qué ocurre con su hijo, Dolore, un niño japonés rubio de ojos azules. Qué será él en América. Qué hará cuándo se entere de lo que hizo su padre...».
"Ningún personaje ha sido tan vituperado como Don Giovanni. Admirado y perseguido, se mantiene inextinguible"
En el Libertino, el cuento que cierra el volumen, los intérpretes de Don Giovanni de Mozart se esfuerzan por comprender las motivaciones de sus personajes. Un poco a la manera de Seis personajes en busca de autor, los cantantes contratados para dar vida a Ottavio, Ana, Elvira, Zerlina, Leporello y El Comendador persiguen una identidad y un propósito más profundos con los que defender sus roles ante el inminente estreno que los enfrentará al público y a la crítica. «El único que no aparece, y del que nada se habla, es el protagonista de la obra», explica Del Amo. «A ningún otro personaje de la ópera se lo ha vituperado tanto como a Don Giovanni, y es por eso que ha de reinventarse en cada función, año tras año, desde el primer telón de 1787. Desde entonces admirado, perseguido, difamado y, quizá por eso, inextinguible».
Bufón es el título más reciente («que no el último», nos corrige su autor) de un amplio catálogo de ensayos, novelas (tan geniales como Mutis y Los melómanos) y guiones escritos en el mejor y en el peor de los tiempos. A sus 82 años, y contrariamente a lo que suele pensarse, Del Amo defiende la teoría de que la ópera mantiene hoy una «singular y secreta supremacía» sobre el cine y el teatro. «El género vive un momento de auténtico esplendor, con sus limitaciones y contradicciones, por supuesto, pero con todo a su favor para, sin necesidad de competir con los grandes espectáculos de masas que representan hoy las plataformas, mantener una identidad bien definida, un público fiel, una cierta pureza formal y un enorme potencial. Eso le permite seguir ahondando en las cuestiones importantes que todavía nos preocupan».